El concepto de masterizar es básicamente sacarle el mejor partido posible a las mezclas. En el contexto de un LP o un EP también se trata de aunar el sonido y los volúmenes de las canciones. En mi opinión, las grabaciones mejores son las que tienen más vida, es decir, las que se puedan escuchar la mayor cantidad de veces posibles sin un desgaste muy notorio. Hoy, el mastering, en general, está empecinado en lograr el mayor volumen y fuerza posible, muchas veces en desmedro de la profundidad de la música; esto puede impresionar en un primer momento, pero desgastar en otros momentos sucesivos.
Pienso en los primeros discos de Jazz, o en las grabaciones análogas de 8 pistas (cómo mucho) de los sesentas y de los setentas, discos que aun hoy se siguen escuchando millones de veces.
Es verdad que hoy contamos con tecnologías muy diferentes, tanto en grabación como reproducción. Creo que la formula de una buena masterización es llegar a un promedio entre los medios (que hoy son infinitos, incluso digitalmente), la historia (me refiero a que hay que ver porque un disco de los sesenta, hoy todavía lo podemos escuchar sesenta veces en un día) y el concepto de lo masterizado (que se quiere lograr, esto ya lo dice la mezcla si es que es buena).
Acá una banda residente en Paris, El Gran Chufle, cuyo guitarrista es mi buen amigo Memo Dumay (gran guitarra, en diversos proyectos), que me mandaron a masterizar su EP: Tambores Obstinados y Ruido Voltaico.